Tenía un mas de un año que no teníamos la visita de mis sobrinos, bueno, por lo menos por tantos días; y la verdad es que a pesar de que a veces la casa se pone de cabeza con su presencia, se pone de cabeza de una manera diferente, tierna, casi mágica...
La inocencia y la alegría de un niño son incomparables, y hacen que el mas grande estress, preocupación, y hasta tristeza, desaparezcan cuando una atónita mirada te dice tío, y uan irónica sonrisa te pide un dulce; la verdad es que a pesar de que hay que estarlos persiguiendo para que no aplasten el dentrífico, o se vacíen tu bote de desodorante, siempre es gratificante una dulce mirada, o un pequeño abrazo, que hace que se te olvide que acabaron con tu cuarto.
Porque el cuarto se arregla, las cosas se compran o no, pero las miradas, las sonrisas, y los momentos incomparables, no regresan; solo se quedan una vez en la vida, y después los niños crecen, y si los hijos son prestados los sobrinos más...
No cabe duda que aunque no he podido dormir bien en esta semana, el descanso que te da la tranquilidad de cuando duermen, y el regocijo que te produce su algarabía diara; son un remanso de energía en estos tiempos de estress, apuraciones, y electrónica...
...No cabe duda que no hay más grande alegría, a pesar de estos estilos de vida, que disfrutar de los momentos en familia...
jueves, 24 de enero de 2008
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