martes, 14 de agosto de 2007

30

30....

Como muchos, como todos... Pense que a los treinta mi vida ya iba a estar resuelta, y en este año, en este año que comenzo tan incierto, pero que poco a poco se fue transformando, llegaron los 30... Como otro gran regalo, como una gran bendición.

No me di cuenta de como, pero ahi estaban, en frente de mí, sin mi vida resuleta y con más de un centenar de cosas por hacer, por pensar, por dicernir y resolver.

Esto de los 30 se estaba convirtiendo en algo más difícil de lo que imagine.

Aveces uno piensa que los 30 llegan en el peor momento, pero tambien, de repente comence a pensar que llegaban en el mejor: en el más importante, en el mas maduro y objetivo.

Al inicio de este año, de lo pesado que fue, no recordaba que este era el año de mis 30, quizás aquella resaca de inicio de año, era precisamente por ello, quizás se me juntaron de repente tantas cosas inconclusas, quizás de repente me di cuenta que mi vida aún no estaba, ni por tantito, resuelta...

Y de repente me di cuenta que eso era lo que lo hacia diferente, que eso era lo importante, y que eso era lo que debía de valorar...

Empece a valorar todas las cosas maravillosas que había vivido hasta esta edad, mi mejores etapas entre la prepa y universidad, mi tan querida Sierra Norte de Puebla, y mis amigos, empece a darme cuenta que en el camino había tenido muchos, y que los que ahorita tenía eran mis unicos y verdaderos amigos; empece a valorar a mi familia y empece a darle sentido a las cosas que verdaderamente le dan sentido a la vida, a las que se llevan por dentro y no por fuera, a las que le dan sentido a tu esencia... y empece a dejar a un lado lo demás...

Y eso me libero, me quito la resaca que tenía al inicio del año, y me renovo por completo; me renovo para darme cuenta que el momento había llegado, que los anteriores 29 habían sido parte de una gran escuela que se llama vida, y que aunque creo que aún me falta mucho por aprender para poderme graduar, quiere que ahora la afronte, me enfrente a ella de manera directa. Me di cuenta que ahora es el momento, y que tengo que vivir al máxmo y aprovechar el presente, porque cada vez van a ir siendo menos los años, se van a ir acabando. Me di cuenta que el cuerpo y el alma también se van cansando, y que hay que aprovecharlos, cuidarlos y valorarlos; y que aunque me falta mucho por aprender, tengo que poner en práctica con maestría lo que hasta ahora he aprendido...

Me di cuenta que había llegado el momento de vivir, de vivir mas intensamente que nunca, de vivir mas plenamente que nunca, de vivir mas libremente que nunca, con lo que tengo en mi interior, con lo que soy, con lo que llevo por dentro; me di cuenta que había llegado el momento de dejar que las cosas pasen y no de frustarse porque no pasen, me di cuenta que había que dejar que el destino trabajara, con la firma de Dios, mi Dios, el que me ha acompañado estos 30 años.

... Y finalmente me di cuenta que la vida no hay que guardarsela, hay que compartirla; a los demás, al mundo, a los que nos quieren y no, a los que nos rodean. Porque, ¿Que otra cosa?, ¿Que otro testimonio o legado le vamos a dejar?, Sólo nuestra experiencia de vida, y lo que llevamos dentor.

Después de 30 era el momento de empezarla a compartir, me di cuenta que debemos de amar y transmitir, me di cuenta que era el momento de hacer un recuento, de vivir y disfrutar pero compartir, me di cuenta que era el momento de sentarse y escribir... escribir y compartir toda esta maravillosa experiencia de, vivir....

Después de todo me di cuenta que uno no lo sabe, pero muchas veces, a los 30, creo que es cuando verdaderamente comienza.

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